Me dejo loco.


Embestía como los toros bravos, notaba sus cojones gordos y bien cargados. Sorpresa la mía cuando con una de sus manos me cogió mi pene de 16 centímetros y dos dedos y medio de grosor por parejo y empezó a pajearme, yo gemía sin sentir, me salían solos, a cada embestida suya, se me cortaba la respiración, sin poder aguantarme me corrí, poniéndome todo el cuerpo chorreando de semen, abundante semen, Jaime seguía empalándome su mástil, hasta que me daba golpes con su pubis, de repente se arqueó y sacando su polla, empezó a descargar chorros de semen, sin esperármelo, me la introdujo de golpe y siguió bombeando dentro de mi, se me echó encima y empezo a morrearme y a lamer la comisura de mis labios, que albergaba los restos de leche que había llevado a mi boca con mis dedos. Se quedó descansando, con su pene aun dentro de mi, al sacarla la tenía un poco flácida.

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